Muchos hablan de la competencia desleal como si fuera algo exclusivo de los precios bajos o las tácticas agresivas. Pero hay una práctica aún más común y silenciosa: copiar el trabajo de otros y adornarlo con mentiras.
Invertir tiempo en escribir un anuncio claro, en presentar un piso con información real y en transmitir confianza debería ser lo mínimo en este sector. Sin embargo, algunas inmobiliarias prefieren ahorrarse el esfuerzo y copiar el trabajo de otros. No solo replican el estilo, sino que además inflan la realidad para que su oferta parezca más atractiva.
El resultado: pisos gemelos, pero con diferencias sospechosas. Terrazas que no existen, metros cuadrados que crecen en el anuncio pero no en la realidad, descripciones tan "creativas" que parecen sacadas de un catálogo de fantasía. Y al final, el que paga el precio es el comprador, que llega ilusionado a una visita solo para darse cuenta de que le han vendido humo.
Vender una propiedad no es solo hablar bonito, es ofrecer información real y cumplir lo que se promete. Porque cuando la estrategia de venta se basa en copiar y exagerar, tarde o temprano la credibilidad se desploma.
Y ahí es donde la diferencia entre dos anuncios similares no es el precio, sino la confianza.
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