Imagina que vas con tu furgoneta o coche de empresa. Ves que un coche viene detrás, conduciendo con normalidad, y decides jugar: frenas sin motivo, haces zigzag, aceleras cuando te quiere adelantar. No es un despiste. Lo haces a propósito.
Si te denuncian —y hoy cualquiera lleva una dashcam—, lo que viene después no es solo una multa. Puede ser un proceso penal por conducción temeraria o violencia vial. Y si eres autónomo o el vehículo está a nombre de tu empresa, las consecuencias son mayores.
El seguro puede excluir la cobertura si se demuestra que actuaste con intención de molestar. Y si paga, puede reclamártelo después. Eso significa que puedes responder con tu patrimonio personal o el de tu empresa.
Si el conductor es un trabajador tuyo y no hay protocolos internos claros, tú puedes ser responsable. Civil. O incluso penal. Y todo por un gesto inútil que puede acabar en vídeo, juicio… o ruina.
Hoy, conducir como profesional no es llegar antes. Es llegar bien. Y tener claro que cada kilómetro que recorres con tu marca, también habla de ti.
¿Quieres saber si tu seguro te protegería de verdad en una situación así? Escríbeme. Revisamos tu cobertura y te lo dejo claro. Gratis. Pero hazlo antes de que te graben.
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