Como negociar una casa sin que se vuelva un regateo absurdo

Como negociar una casa sin que se vuelva un regateo absurdo

¿Crees que negociar una vivienda es soltar una cifra al azar? Descubre por qué solo con argumentos y seriedad se logran buenos acuerdos.

El mensaje era breve, directo y completamente absurdo: "190.000 euros. Interesar merci". Ni un saludo, ni una pregunta, ni siquiera la intención de ver la vivienda. Solo una cifra lanzada al aire, como si estuviera comprando 1 kilo de naranjas o unos calzoncillos en el mercadillo. 

El problema es que la propiedad está en venta por 220.000 euros. Un descuento de 30.000 euros, así porque sí, sin justificación, sin negociación, sin siquiera un mínimo interés real. Y lo peor es que este tipo de "ofertas" aparecen más seguido de lo que uno esperaría. Hay compradores que creen que negociar es simplemente soltar un número bajo y esperar a que el vendedor, por arte de magia, diga que sí.

Pero negociar una vivienda no funciona así. Si de verdad quieres conseguir un buen precio, primero tienes que conocer el mercado. No basta con ver un anuncio y tirar una cifra al azar. Si el inmueble está bien valorado y hay demanda, la negociación es limitada. Y si quieres que el vendedor te tome en serio, el primer paso es hacer una visita.

Sorprende la cantidad de gente que pretende comprar sin haber pisado el lugar. Nadie en su sano juicio haría una inversión de cientos de miles de euros sin conocer lo que está comprando, pero en el mundo inmobiliario, algunos creen que pueden hacerlo. Un comprador serio analiza, revisa cada detalle y, si encuentra razones para ajustar el precio, las exponen con argumentos sólidos.

El problema es que muchos confunden negociar con pedir descuentos sin más. Si alguien quiere pagar menos, tiene que explicar por qué. Tal vez el inmueble necesita reformas, tal vez tiene un problema estructural, tal vez hay otra propiedad similar a mejor precio. Pero sin razones, una oferta baja no es una negociación, es simplemente probar suerte.

Las negociaciones funcionan cuando ambas partes ganan algo. Si el vendedor está dispuesto a bajar el precio, debe haber un motivo que lo compense: rapidez en la venta, pago sin hipoteca, una oferta sin condiciones. Si no hay un beneficio claro, ¿por qué iba a aceptar menos?

Por eso, no todas las ofertas merecen una respuesta. Si alguien no se molesta en ver la propiedad ni en justificar su oferta, es mejor no perder el tiempo. En este negocio, no se trata de cuántas ofertas recibes, sino de con quién realmente puedes cerrar una operación.

Negociar bien no es cuestión de lanzar números y esperar. Es entender el mercado, argumentar con datos y demostrar que realmente se quiere comprar. Lo demás, es solo ruido.

¿Te has encontrado con compradores que creen que negociar es simplemente soltar un número y ver si alguien muere el anzuelo?  

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